Un caso de torturas de 2002 en Via Laietana
Jordi Panyella para ElPuntAvui – Barcelona – 4 de marzo de 2025
La Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura secunda la campaña por el cierre de la jefatura superior de policía española
La campaña por el cierre de la jefatura de policía española en la Via Laietana y su conversión en un espacio de memoria ha contado hoy con el colpidro testigo de Carlos Miquel Jacobo, detenido y torturado en estas dependencias policiales en el 2002.
Jacobo fue detenido cuando tenía 18 años, acusado de estallar explosivos en entidades bancarias. Tras su detención hubo más otros miembros integrantes de la Asamblea de Jóvenes de Gràcia, entidad que sufrió la persecución policial con una inspección en su sede.
En un parlamento cargado de emoción, rabia y determinación, que ha tenido que parar en un momento al recordar los malos tratos recibidos, Jacobo ha explicado que el de hoy es la primera vez que explica su caso en público, más de 20 años después de los hechos. «Hoy siento una liberación», ha dicho antes de hacer notar que su caso es de presente y que los episodios de torturas en Via Laietana van mucho más allá de los años negros del franquismo.
La detención de Jacobo se produjo en el hospital del Vall d’Hebron después de que le estallara un cóctel molotov en sus manos. En su testimonio ha narrado cómo recuerda los gritos entre los policías y los médicos que le atendían y que se resistían a autorizar la detención, y cómo después de ponerle las esposas en el hospital empezó un infierno de tres días.
Los policías que le maltrataron en la jefatura le agredieron con la mano abierta, tirones de pelo, vejándolo constantemente, drogándolo para conseguir de él la declaración inculpatoria que buscaban. «Me hacían mirar a la calle donde estaba mi madre con bolsas de comida que ella creía que me hacían llegar, cuando aquellos tres días estuve casi sin comer nada», ha recordado.
La detención de Carlos Miquel Jacobo fue responsabilidad del inspector José Javier Martín Puja, conocido con el apodo de Jordi. El policía no tuvo suficiente con la detención de que tiempo después le estuvo intimidando para conseguir que el joven actuara como informante de la policía. «Hoy, con 41 años, todavía le sigo diciendo que no, que sigo militando», ha dicho girándose hacia la fachada de la jefatura.
El caso, que se conoció como el de los Tres de Gràcia, acabó con los otros dos detenidos viendo cómo se archivaba la acusación en su contra, y con Jacobo condenado a la Audiencia Nacional a dos años de cárcel. Su caso lo juzgó el actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Jacobo ha recordado que años más tarde, el inspector que le detuvo fue condenado a prisión por proxenetismo.
También hoy, ha intervenido Emili Chalaux, presidente de la Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura, que ha mostrado la adhesión de la entidad a la campaña que lidera la Comisión de la Dignidad y la sectorial de represaliados de la ANC. Antes de que la ACAT ya habían mostrado su compromiso con la iniciativa para cerrar la jefatura el CIEMEN y el Ateneu Barcelonès. Chalaux ha recordado la implicación de su entidad en el caso de la operación Garzón con la detención de los independentistas antes de los Juegos Olímpicos, caso que acabó con una condena en España por no haber investigado las torturas que entonces se practicaron.
Fotos: JPF